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Nueva Version: The Return!!!!! >8D!!!!!!!!!! wiiiii
Dom Abr 11, 2010 8:00 am por Ness
*OOOOOOOO*!!! ayer la hice y nose s: nu sabia si me gustaba o no Dx!!
luego hoi volvi a ver el blend y los nuevos cambios k le hice y *OOOOOOO* me encanto xDDDD
hace muxo k no sentia esto :_________ …
luego hoi volvi a ver el blend y los nuevos cambios k le hice y *OOOOOOO* me encanto xDDDD
hace muxo k no sentia esto :_________ …
Comentarios: 11
[HFF] One-Shot: El sol brilla sobre mi rostro (KNM)
2 participantes
Luz de Dark :: Anime :: Shoujo Ai
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[HFF] One-Shot: El sol brilla sobre mi rostro (KNM)
One-shot de Kannazuki No Miko xP Cuidado, contiene
contenido explícito. Ojalá les guste : ), fue inspirado
en una historia real u-u
_________
Me desperté con un grito repentino, Mako-Chan se levantó de su cama sobresaltada tratando de mantener balance para no caerse con el impulso.
- ¡Himeko! ¿¡Qué te ocurre!? –
No podía decir nada, llevé mis manos a mi cara y lloré… Otra vez ese pensamiento acosaba mi mente…
- ¡Himeko qué demonios te pasa! ¡Maldita sea háblame! –
Me soltó una cachetada desesperada, sin embargo, no pude mirarla a los ojos directamente, no podía… Sólo pasaba por mi mente la posibilidad que mi mayor temor se hubiese convertido en realidad…
- ¡Chikane-Chan! –
- Tranquila Himeko, todo estará bien… -
Himeko temblaba mientras sentía las manos de Chikane danzar por su abdomen lentamente.
- No te lastimaré, nunca cometería semejante atrocidad en tu contra… -
La rubia miró completamente estupefacta a su amante, la miró a los ojos y la besó tiernamente.
Chikane cerró sus ojos para sentir los labios de Himeko sobre los suyos. Amaba la manera en que se sentían los labios de su niña, tan suaves… Eran como un dulce, un dulce que no estaba dispuesta a perder aunque tuviera que dar la vida para lograrlo.
Le di todo lo que tengo y ella ni siquiera me ha dirigido la palabra… ¿Por qué no contesta ninguno de mis mensajes? ¿¡Por qué no me ha llamado!?
La extraño… Han pasado dos semanas y el infierno ya se me apareció de frente… Parece una eternidad desde la última vez que me abrazó…
No vale la pena sonreír si nada puede brillar, y no puedo, por más que lo intente, vivir tranquilamente si una parte de mi alma desapareció de mi cuerpo.
- ¡Himeko!
- Lo lamento Mako-Chan…
- ¿Qué demonios te pasa? Desde que regresaste de la casa de Miya-Sama has estado completamente idiotizada.
- No me he sentido muy bien, eso es todo.
- ¿Por dos semanas? Debes ir a un hospital Himeko, o te pondrás peor.
- No es una enfermedad Mako-Chan, es sólo… Estoy cansada, fue un año escolar demasiado largo. –
Mako suspiró, obviamente no se creyó mi mentira, era estúpida, ni siquiera yo me la creía, pero no podía pensar en otra cosa en ese momento, estaba incompleta…
Himeko respiraba agitada mientras la mano de Chikane descendía hacia su pierna.
- ¡Chikane-Chan!
- Está bien Himeko, prometo ser gentil.
- Chikane-Chan… ¿Qué quieres…-
La chica interrumpió la pregunta de Himeko cuando acarició con sus dedos su parte íntima por encima de la ropa interior. Chikane miró a los ojos a su amante, estaban llenos de determinación, así que enseguida supo lo que Himeko pedía de ella… Quería que Chikane fuese la primera persona en explorar su cuerpo completamente, quien consumiera cada uno de sus deseos, y quería sentirse como si fueran un solo ser.
- ¿En verdad quieres esto Himeko?
- Más que cualquier otra cosa Chikane… -
Chikane besó apasionadamente los labios de Himeko y deslizó sus dedos hacia la flor de la rubia…
- ¿Y a dónde crees que vas ahora Himeko? –
Preguntó Mako-Chan enfurecida mientras me ponía los zapatos sentada en mi cama.
- Sólo debo ir.
- ¡Al menos dime dónde! Me meteré en problemas por justificar que te fuiste.
- Lo siento Mako-Chan, no puedo.
- ¿Qué demo… ¡Himeko! –
Es lo último que le escuché decir antes de cerrar la puerta tras de mí y caminar hacia el pasillo para alcanzar la lluvia que caía…
- Chi… ¡Chikane! –
Himeko gemía mientras sentía los dedos de Chikane tocarla. La sacerdotisa besó a Himeko y llevó un dedo a sus adentros, la rubia sólo se aferró del hombro de Chikane.
- Dime si te incomoda de alguna manera… ¿Estás bien? – Preguntó Chikane al oído de su amante. – Sí… No… Me… Dejes… - Respondió Himeko entre jadeos.
Chikane obedeció mientras llevaba un segundo dedo hacia la chica, Himeko no pudo evitar que un grito de placer se asomara por su garganta… Nada podía interrumpir este momento… Era su momento y lo vivirían juntas hasta el final.
Llegué a su casa, después de una larga caminata por fin estaba ahí parada frente a la puerta.
Di un paso al frente y toqué el timbre… No hubo respuesta… Toqué desesperada el timbre comenzando a llorar de histeria, ¡necesitaba verla!
Después del quinto intento la gran puerta de roble se abrió y ahí estaba ella, de pie frente a mí…
- Himeko, ¿Qué haces aquí? –
Chikane sostenía la mano de Himeko tiernamente mientras besaba su cuello despacio, Himeko sólo yacía con sus ojos cerrados y una gran sonrisa en su rostro.
- ¿Estás bien?
- Nunca he estado mejor Chikane.-
Chikane soltó una risita traviesa mientras posaba sus labios sobre los de Himeko.
- Sólo espera, Chikane… Hay algo que quiero preguntarte… Algo que debo saber.
- Claro mi amor, ¿Qué ocurre? –
Miré estupefacta a Chikane, ¿Por qué me contestó de esa manera? Sentí como si sus palabras hubieran atravesado mi corazón con una cuchilla.
- Sólo… Quería verte… -
Himeko se sentó en la cama dejando que la luna acariciara su cuerpo desnudo, Chikane la miró esperando su pregunta admirando el cuerpo delicado de la chica brillando de forma hermosa bajo la luz de la luna.
- Sólo quería saber Chikane… Si en verdad me amas… -
Chikane me miró fríamente, pude sentir mis ojos llenándose de lágrimas pero traté de no llorar… No estaba lográndolo…
Tomó el rostro de Himeko con ambas manos:
- Mírame Himeko. –
La rubia obedeció y dejó que sus ojos se encontraran con los ojos azules de su amante, los cuales la miraban con pasión.
- No hay nada en este mundo que me haga más feliz de lo que tú lo haces… Nada Himeko. – Tomó la mano de Himeko – Te amo con todo mi corazón.-
Himeko sonrió, dos lágrimas de júbilo se asomaron por sus ojos mientras besaba la mejilla de Chikane tiernamente.
- Yo también te amo Chikane, más que a la vida misma… -
- Vete Himeko. -
No podía creerlo, simplemente me era imposible… ¡No quería creerlo!
- ¿Por qué Chikane? ¿¡Por qué!? Acaso… ¿Ya no me amas? -
Bajó la mirada hacia el suelo sin decir una sola palabra, las lágrimas se asomaron en mis ojos mientras llevé las manos a mi rostro y comencé a sollozar desesperada.
- Sólo vete Himeko.
- ¡No! ¡No me iré Chikane! No puedo… -
Las lágrimas salieron a torrentes de mis ojos, estiré mis brazos para tratar de alcanzarla. Me miró otra vez, susurró algo que no llegué a escuchar y cerró la puerta.
Caí en mis rodillas llorando desoladamente. Después de un rato me puse de pie despacio y caminé hacia la lluvia.
Los truenos y los rayos de la tormenta iluminaban el cielo mientras dejaba que la lluvia tocara mi rostro. Había perdido todas mis razones para vivir, mi corazón me fue arrancado del pecho y ahora un gran agujero ocupaba su lugar… Me sentía vacía… Nada podía ayudarme, mi alma se perdió con sus últimas palabras.
Chikane se sentó en el suelo mientras cerraba la puerta, llevó sus manos a su cara y comenzó a llorar.
- ¿Era ella? –
Una voz masculina la hizo voltear.
- Sí, y la dejé como me pediste que lo hiciera.
- Esa es mi pequeña, no deberías llevarte con esa clase de gente, No son como nosotros Chikane.
- ¿Qué? ¡Esas son mierdas tuyas papá! Esa gente es como nosotros, si dices lo contrario sólo por el dinero estás mal. ¿¡Qué carajo importa el maldito dinero!? Hay cosas mucho más importantes en este mundo, ¡ella me lo demostró padre! ¡Me dio algo que tú nunca me has dado!
- ¿Dime qué fue? Soy curioso… ¡Responde! –
Jaló a Chikane violentamente del brazo y después de mirarla de forma amenazante le soltó una bofetada dejándola en el suelo rendida.
- ¡Dime una sola cosa! Yo te he dado comida, refugio, ropa, ¿¡Hay algo que sea más importante!? –
Chikane miró a su padre con los ojos temblorosos.
- No quiero escuchar una sola palabra más. –
Ella lloró silenciosamente mientras miró aterrada a su padre.
- Me enseñó lo que es el amor… -
Su padre volteó atónito.
- ¿Qué? – Preguntó mientras la furia comenzaba a consumirlo.
- ¡Me enseñó lo que es el verdadero amor! Algo que tú nunca conocerás. –
Se puso de pie repentinamente e ignorando las amenazas de su padre salió de la casa llorando, tenía que encontrarla… Había dejado ir su más valioso tesoro por el miedo que sentía…
- Estaremos juntas por siempre, ¿No es así?
- Si es lo que deseas pequeña… -
El sol cayó en el horizonte justo cuando Chikane besó los labios de Himeko.
- ¡Miya-Sama! – Alguien llamaba a su nombre, Chikane volteó para encontrarse a una de las mucamas corriendo hacia la playa.
- ¿Qué ocurre? Estoy ocupada en este momento.
- Su padre señorita, ya regresó, su madre viene con él.
- Madrastra… - Corrigió secamente Chikane mientras miraba nerviosa a Himeko.
- No te preocupes Chikane, iré de vuelta con Mako-Chan, y aún así nos seguiremos viendo en la escuela y podemos seguir saliendo.-
Chikane sonrió, besó a Himeko tiernamente en los labios y tras susurrar una disculpa a su oído se alejó en el camino a su casa.
- ¡Himeko!-
La rubia volteó hacia la dirección en que la llamaban, estaba empapada debido a la tormenta y parecía que se había desvanecido en otra dimensión… El brillo de sus ojos se había perdido por completo, parecía vacía.
Chikane dejó caer el paraguas que cargaba y corrió hacia Himeko abrazándola mientras la llevaba a su pecho. La chica no reaccionó…
- Por favor Himeko, perdóname, ¡Te lo ruego! –
La rubia miró seriamente a Chikane, pero no pronunció respuesta alguna.
- Por favor…
- ¿Por qué lo hiciste? –
Chikane la miró atónita con el rostro hinchado debido al llanto.
- ¿Qué?
- ¿Por qué lo hiciste? – Repitió Himeko con el mismo tono seco.
- ¡Por estúpida! No tengo otra excusa… ¡Lo lamento Himeko! –
Himeko tomó el rostro de Chikane y la miró a los ojos.
- Tú sabes qué hacer…
- Himeko… Por favor, no me dejes… ¡No! –
Himeko desapareció de repente, Chikane miró sus manos temblorosas…
El sol entró por la ventanilla de la cual se recostaba Chikane, tomó un espejo de su bolso y sintió su labio inferior temblar mientras se encontraba con el rostro hinchado de llanto.
Ya había pasado un buen tiempo desde la última vez que había tenido ese sueño, pero cómo deseaba haber ignorado las decisiones de su padre e ir tras Himeko cuando tuvo la oportunidad…Creyó que con hacerle creer que no la quería sería suficiente pero nunca se logró imaginar que su padre la mandaría a otro país para asegurarse que nunca más se encontrara con Himeko…
- Nunca regreses. –
Sus palabras se escuchaban claramente como si apenas hubiesen sido mencionadas.
- Damas y caballeros, por favor ajusten sus cinturones de seguridad, muy pronto aterrizaremos en nuestro destino final. –
Había pasado demasiado tiempo…
El avión aterrizó sin inconvenientes, Chikane se apresuró a tomar su bolso de mano y bajó del avión. En el aeropuerto era extremadamente complicado moverse con el tumulto de gente empujando y moviéndose apresurada, pero la chica logró encontrar sus maletas, pidió un taxi y miró por la ventana mientras el edificio se hacía más pequeño.
Dio las indicaciones al chofer sin quitar la mirada al cielo en el cual no se asomaba ni un solo rayo de luz. Las nubes cubrían el cielo completamente y la lluvia caía fuertemente en el pavimento. Era temprano en la mañana, sin embargo el ambiente estaba tan oscuro como la parte más profunda del océano…
- Espere aquí. – Indicó Chikane al taxista mientras abría la puerta de pasajero y caminaba hacia un terreno abandonado.
Cada paso que Chikane daba parecía alejar una nube, puesto que el cielo se aclaraba mientras más se acercaba hacia una casa que se apreciaba al fondo del terreno.
Se detuvo frente un pequeño santuario, puso unas flores en el suelo y se sentó frente a éste.
- Ha pasado tanto tiempo Himeko… Diez años me parecen una eternidad sin ti…
- ¿Miya-Sama? –
Chikane no se esperaba una respuesta así que volteó completamente estupefacta.
- Souma… Tiene siglos que no te veía.
- Lo sé… ¿Qué demonios haces aquí? –
Chikane miró el santuario, sollozó silenciosamente y sintió las lágrimas aparecer por su rostro.
- Vine a pedirle perdón Souma, ¡Pero ya es muy tarde para eso! –
Souma miró tristemente a Chikane, posó una mano sobre el hombro de la chica y tomando la mano de la sacerdotisa la colocó sobre una placa dorada que colgaba del santuario.
- Nunca dejó de amarte…
- ¿Disculpa?
- Nunca, ni siquiera en sus últimos momentos… Dijo que siempre te amaría… -
Chikane removió su mano de la placa para encontrarse con el reflejo de la luna llena sobre la superficie dorada.
- Antes de morir, me pidió poner esta placa en la dirección en que sale la luna. –
Chikane miró hacia el cielo, el sol se asomó brillando intensamente y la luna era claramente visible, como lo era a la media noche…
- Esto realmente es extraño. – Comenzó Souma. – El sol brilla como lo hace al medio día, y la luna se aprecia como si fuesen las horas más oscuras de la noche… ¿Qué significa esto?
- La luna no puede brillar sin el sol… - Sollozó Chikane sonriente mirando la placa dorada, un mensaje apareció grabado en ésta repentinamente.
- ¿Qué dice? – Preguntó Souma confundido.
- El sol no puede brillar, si no existe nada que iluminar… -
Chikane leyó la inscripción con el rostro brillando de alegría, limpió sus lágrimas y soltó una risa de satisfacción.
- El sol y la luna brillan juntos… ¿Tienes idea de que signifique esto Chikane?
- Sólo puede ser una cosa…
- ¿Cuál?
- Que ella me perdona… -
“¿Es esto un sueño? Todos los que he amado llaman a mi nombre…
El sol brilla sobre mi rostro y veo los días de mi vida pasar frente a mí.”
FIN
contenido explícito. Ojalá les guste : ), fue inspirado
en una historia real u-u
_________
Me desperté con un grito repentino, Mako-Chan se levantó de su cama sobresaltada tratando de mantener balance para no caerse con el impulso.
- ¡Himeko! ¿¡Qué te ocurre!? –
No podía decir nada, llevé mis manos a mi cara y lloré… Otra vez ese pensamiento acosaba mi mente…
- ¡Himeko qué demonios te pasa! ¡Maldita sea háblame! –
Me soltó una cachetada desesperada, sin embargo, no pude mirarla a los ojos directamente, no podía… Sólo pasaba por mi mente la posibilidad que mi mayor temor se hubiese convertido en realidad…
- ¡Chikane-Chan! –
- Tranquila Himeko, todo estará bien… -
Himeko temblaba mientras sentía las manos de Chikane danzar por su abdomen lentamente.
- No te lastimaré, nunca cometería semejante atrocidad en tu contra… -
La rubia miró completamente estupefacta a su amante, la miró a los ojos y la besó tiernamente.
Chikane cerró sus ojos para sentir los labios de Himeko sobre los suyos. Amaba la manera en que se sentían los labios de su niña, tan suaves… Eran como un dulce, un dulce que no estaba dispuesta a perder aunque tuviera que dar la vida para lograrlo.
Le di todo lo que tengo y ella ni siquiera me ha dirigido la palabra… ¿Por qué no contesta ninguno de mis mensajes? ¿¡Por qué no me ha llamado!?
La extraño… Han pasado dos semanas y el infierno ya se me apareció de frente… Parece una eternidad desde la última vez que me abrazó…
No vale la pena sonreír si nada puede brillar, y no puedo, por más que lo intente, vivir tranquilamente si una parte de mi alma desapareció de mi cuerpo.
- ¡Himeko!
- Lo lamento Mako-Chan…
- ¿Qué demonios te pasa? Desde que regresaste de la casa de Miya-Sama has estado completamente idiotizada.
- No me he sentido muy bien, eso es todo.
- ¿Por dos semanas? Debes ir a un hospital Himeko, o te pondrás peor.
- No es una enfermedad Mako-Chan, es sólo… Estoy cansada, fue un año escolar demasiado largo. –
Mako suspiró, obviamente no se creyó mi mentira, era estúpida, ni siquiera yo me la creía, pero no podía pensar en otra cosa en ese momento, estaba incompleta…
Himeko respiraba agitada mientras la mano de Chikane descendía hacia su pierna.
- ¡Chikane-Chan!
- Está bien Himeko, prometo ser gentil.
- Chikane-Chan… ¿Qué quieres…-
La chica interrumpió la pregunta de Himeko cuando acarició con sus dedos su parte íntima por encima de la ropa interior. Chikane miró a los ojos a su amante, estaban llenos de determinación, así que enseguida supo lo que Himeko pedía de ella… Quería que Chikane fuese la primera persona en explorar su cuerpo completamente, quien consumiera cada uno de sus deseos, y quería sentirse como si fueran un solo ser.
- ¿En verdad quieres esto Himeko?
- Más que cualquier otra cosa Chikane… -
Chikane besó apasionadamente los labios de Himeko y deslizó sus dedos hacia la flor de la rubia…
- ¿Y a dónde crees que vas ahora Himeko? –
Preguntó Mako-Chan enfurecida mientras me ponía los zapatos sentada en mi cama.
- Sólo debo ir.
- ¡Al menos dime dónde! Me meteré en problemas por justificar que te fuiste.
- Lo siento Mako-Chan, no puedo.
- ¿Qué demo… ¡Himeko! –
Es lo último que le escuché decir antes de cerrar la puerta tras de mí y caminar hacia el pasillo para alcanzar la lluvia que caía…
- Chi… ¡Chikane! –
Himeko gemía mientras sentía los dedos de Chikane tocarla. La sacerdotisa besó a Himeko y llevó un dedo a sus adentros, la rubia sólo se aferró del hombro de Chikane.
- Dime si te incomoda de alguna manera… ¿Estás bien? – Preguntó Chikane al oído de su amante. – Sí… No… Me… Dejes… - Respondió Himeko entre jadeos.
Chikane obedeció mientras llevaba un segundo dedo hacia la chica, Himeko no pudo evitar que un grito de placer se asomara por su garganta… Nada podía interrumpir este momento… Era su momento y lo vivirían juntas hasta el final.
Llegué a su casa, después de una larga caminata por fin estaba ahí parada frente a la puerta.
Di un paso al frente y toqué el timbre… No hubo respuesta… Toqué desesperada el timbre comenzando a llorar de histeria, ¡necesitaba verla!
Después del quinto intento la gran puerta de roble se abrió y ahí estaba ella, de pie frente a mí…
- Himeko, ¿Qué haces aquí? –
Chikane sostenía la mano de Himeko tiernamente mientras besaba su cuello despacio, Himeko sólo yacía con sus ojos cerrados y una gran sonrisa en su rostro.
- ¿Estás bien?
- Nunca he estado mejor Chikane.-
Chikane soltó una risita traviesa mientras posaba sus labios sobre los de Himeko.
- Sólo espera, Chikane… Hay algo que quiero preguntarte… Algo que debo saber.
- Claro mi amor, ¿Qué ocurre? –
Miré estupefacta a Chikane, ¿Por qué me contestó de esa manera? Sentí como si sus palabras hubieran atravesado mi corazón con una cuchilla.
- Sólo… Quería verte… -
Himeko se sentó en la cama dejando que la luna acariciara su cuerpo desnudo, Chikane la miró esperando su pregunta admirando el cuerpo delicado de la chica brillando de forma hermosa bajo la luz de la luna.
- Sólo quería saber Chikane… Si en verdad me amas… -
Chikane me miró fríamente, pude sentir mis ojos llenándose de lágrimas pero traté de no llorar… No estaba lográndolo…
Tomó el rostro de Himeko con ambas manos:
- Mírame Himeko. –
La rubia obedeció y dejó que sus ojos se encontraran con los ojos azules de su amante, los cuales la miraban con pasión.
- No hay nada en este mundo que me haga más feliz de lo que tú lo haces… Nada Himeko. – Tomó la mano de Himeko – Te amo con todo mi corazón.-
Himeko sonrió, dos lágrimas de júbilo se asomaron por sus ojos mientras besaba la mejilla de Chikane tiernamente.
- Yo también te amo Chikane, más que a la vida misma… -
- Vete Himeko. -
No podía creerlo, simplemente me era imposible… ¡No quería creerlo!
- ¿Por qué Chikane? ¿¡Por qué!? Acaso… ¿Ya no me amas? -
Bajó la mirada hacia el suelo sin decir una sola palabra, las lágrimas se asomaron en mis ojos mientras llevé las manos a mi rostro y comencé a sollozar desesperada.
- Sólo vete Himeko.
- ¡No! ¡No me iré Chikane! No puedo… -
Las lágrimas salieron a torrentes de mis ojos, estiré mis brazos para tratar de alcanzarla. Me miró otra vez, susurró algo que no llegué a escuchar y cerró la puerta.
Caí en mis rodillas llorando desoladamente. Después de un rato me puse de pie despacio y caminé hacia la lluvia.
Los truenos y los rayos de la tormenta iluminaban el cielo mientras dejaba que la lluvia tocara mi rostro. Había perdido todas mis razones para vivir, mi corazón me fue arrancado del pecho y ahora un gran agujero ocupaba su lugar… Me sentía vacía… Nada podía ayudarme, mi alma se perdió con sus últimas palabras.
Chikane se sentó en el suelo mientras cerraba la puerta, llevó sus manos a su cara y comenzó a llorar.
- ¿Era ella? –
Una voz masculina la hizo voltear.
- Sí, y la dejé como me pediste que lo hiciera.
- Esa es mi pequeña, no deberías llevarte con esa clase de gente, No son como nosotros Chikane.
- ¿Qué? ¡Esas son mierdas tuyas papá! Esa gente es como nosotros, si dices lo contrario sólo por el dinero estás mal. ¿¡Qué carajo importa el maldito dinero!? Hay cosas mucho más importantes en este mundo, ¡ella me lo demostró padre! ¡Me dio algo que tú nunca me has dado!
- ¿Dime qué fue? Soy curioso… ¡Responde! –
Jaló a Chikane violentamente del brazo y después de mirarla de forma amenazante le soltó una bofetada dejándola en el suelo rendida.
- ¡Dime una sola cosa! Yo te he dado comida, refugio, ropa, ¿¡Hay algo que sea más importante!? –
Chikane miró a su padre con los ojos temblorosos.
- No quiero escuchar una sola palabra más. –
Ella lloró silenciosamente mientras miró aterrada a su padre.
- Me enseñó lo que es el amor… -
Su padre volteó atónito.
- ¿Qué? – Preguntó mientras la furia comenzaba a consumirlo.
- ¡Me enseñó lo que es el verdadero amor! Algo que tú nunca conocerás. –
Se puso de pie repentinamente e ignorando las amenazas de su padre salió de la casa llorando, tenía que encontrarla… Había dejado ir su más valioso tesoro por el miedo que sentía…
- Estaremos juntas por siempre, ¿No es así?
- Si es lo que deseas pequeña… -
El sol cayó en el horizonte justo cuando Chikane besó los labios de Himeko.
- ¡Miya-Sama! – Alguien llamaba a su nombre, Chikane volteó para encontrarse a una de las mucamas corriendo hacia la playa.
- ¿Qué ocurre? Estoy ocupada en este momento.
- Su padre señorita, ya regresó, su madre viene con él.
- Madrastra… - Corrigió secamente Chikane mientras miraba nerviosa a Himeko.
- No te preocupes Chikane, iré de vuelta con Mako-Chan, y aún así nos seguiremos viendo en la escuela y podemos seguir saliendo.-
Chikane sonrió, besó a Himeko tiernamente en los labios y tras susurrar una disculpa a su oído se alejó en el camino a su casa.
- ¡Himeko!-
La rubia volteó hacia la dirección en que la llamaban, estaba empapada debido a la tormenta y parecía que se había desvanecido en otra dimensión… El brillo de sus ojos se había perdido por completo, parecía vacía.
Chikane dejó caer el paraguas que cargaba y corrió hacia Himeko abrazándola mientras la llevaba a su pecho. La chica no reaccionó…
- Por favor Himeko, perdóname, ¡Te lo ruego! –
La rubia miró seriamente a Chikane, pero no pronunció respuesta alguna.
- Por favor…
- ¿Por qué lo hiciste? –
Chikane la miró atónita con el rostro hinchado debido al llanto.
- ¿Qué?
- ¿Por qué lo hiciste? – Repitió Himeko con el mismo tono seco.
- ¡Por estúpida! No tengo otra excusa… ¡Lo lamento Himeko! –
Himeko tomó el rostro de Chikane y la miró a los ojos.
- Tú sabes qué hacer…
- Himeko… Por favor, no me dejes… ¡No! –
Himeko desapareció de repente, Chikane miró sus manos temblorosas…
El sol entró por la ventanilla de la cual se recostaba Chikane, tomó un espejo de su bolso y sintió su labio inferior temblar mientras se encontraba con el rostro hinchado de llanto.
Ya había pasado un buen tiempo desde la última vez que había tenido ese sueño, pero cómo deseaba haber ignorado las decisiones de su padre e ir tras Himeko cuando tuvo la oportunidad…Creyó que con hacerle creer que no la quería sería suficiente pero nunca se logró imaginar que su padre la mandaría a otro país para asegurarse que nunca más se encontrara con Himeko…
- Nunca regreses. –
Sus palabras se escuchaban claramente como si apenas hubiesen sido mencionadas.
- Damas y caballeros, por favor ajusten sus cinturones de seguridad, muy pronto aterrizaremos en nuestro destino final. –
Había pasado demasiado tiempo…
El avión aterrizó sin inconvenientes, Chikane se apresuró a tomar su bolso de mano y bajó del avión. En el aeropuerto era extremadamente complicado moverse con el tumulto de gente empujando y moviéndose apresurada, pero la chica logró encontrar sus maletas, pidió un taxi y miró por la ventana mientras el edificio se hacía más pequeño.
Dio las indicaciones al chofer sin quitar la mirada al cielo en el cual no se asomaba ni un solo rayo de luz. Las nubes cubrían el cielo completamente y la lluvia caía fuertemente en el pavimento. Era temprano en la mañana, sin embargo el ambiente estaba tan oscuro como la parte más profunda del océano…
- Espere aquí. – Indicó Chikane al taxista mientras abría la puerta de pasajero y caminaba hacia un terreno abandonado.
Cada paso que Chikane daba parecía alejar una nube, puesto que el cielo se aclaraba mientras más se acercaba hacia una casa que se apreciaba al fondo del terreno.
Se detuvo frente un pequeño santuario, puso unas flores en el suelo y se sentó frente a éste.
- Ha pasado tanto tiempo Himeko… Diez años me parecen una eternidad sin ti…
- ¿Miya-Sama? –
Chikane no se esperaba una respuesta así que volteó completamente estupefacta.
- Souma… Tiene siglos que no te veía.
- Lo sé… ¿Qué demonios haces aquí? –
Chikane miró el santuario, sollozó silenciosamente y sintió las lágrimas aparecer por su rostro.
- Vine a pedirle perdón Souma, ¡Pero ya es muy tarde para eso! –
Souma miró tristemente a Chikane, posó una mano sobre el hombro de la chica y tomando la mano de la sacerdotisa la colocó sobre una placa dorada que colgaba del santuario.
- Nunca dejó de amarte…
- ¿Disculpa?
- Nunca, ni siquiera en sus últimos momentos… Dijo que siempre te amaría… -
Chikane removió su mano de la placa para encontrarse con el reflejo de la luna llena sobre la superficie dorada.
- Antes de morir, me pidió poner esta placa en la dirección en que sale la luna. –
Chikane miró hacia el cielo, el sol se asomó brillando intensamente y la luna era claramente visible, como lo era a la media noche…
- Esto realmente es extraño. – Comenzó Souma. – El sol brilla como lo hace al medio día, y la luna se aprecia como si fuesen las horas más oscuras de la noche… ¿Qué significa esto?
- La luna no puede brillar sin el sol… - Sollozó Chikane sonriente mirando la placa dorada, un mensaje apareció grabado en ésta repentinamente.
- ¿Qué dice? – Preguntó Souma confundido.
- El sol no puede brillar, si no existe nada que iluminar… -
Chikane leyó la inscripción con el rostro brillando de alegría, limpió sus lágrimas y soltó una risa de satisfacción.
- El sol y la luna brillan juntos… ¿Tienes idea de que signifique esto Chikane?
- Sólo puede ser una cosa…
- ¿Cuál?
- Que ella me perdona… -
“¿Es esto un sueño? Todos los que he amado llaman a mi nombre…
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FIN
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Re: [HFF] One-Shot: El sol brilla sobre mi rostro (KNM)
<33333333333333333 lei un poko pero fue wow *0*!!!
luego leo lo demas :______________
luego leo lo demas :______________
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